Desde un lugar de inmensa e infinita gratitud, dedico este libro a todas aquellas personas que han sido pilares en mi vida. Cada palabra escrita refleja no sólo mi voz, sino las voces de quienes me han formado, apoyado e inspirado.
A mi mamá Pattyta, quien con su ejemplo, su amor incondicional y su sabiduría me ha enseñado a enfrentar la vida con valentía y amor.
A mi papá en la tierra mi Busy, que ha sido ejemplo de liderazgo, resiliencia y apoyo constante.
A mi papá en el cielo cuyo legado sigue siendo una brújula que me inspira a conectar con mi propósito y acompañar a otros en su búsqueda.
A mis abuelos y abuelas por estar para mí con un abrazo al alma.
A mi hermana, mi cómplice de aventuras y secretos.
A mis hermanitos que han sido mi motor para ser una mejor versión de mi.
A mi tati nunu por enseñarme que el amor va más allá que cualquier creencia y es la mejor medicina.
A mis tías, que han sido mis hermanas y amigas más fieles.
A mi familia, directa y prestada, gracias por estar para mí y por su apoyo.
A mi compañero de vida, mi amigo, mi novio, mi lugar seguro y mi apoyo inquebrantable, gracias por creer en mí, por acompañarme en cada paso que doy, y gracias por amarme tal cual soy.
A mis hijas, las luces de mi vida, mis ojos, mis milagritos, gracias por enseñarme el verdadero significado de la palabra amor, son mis más grandes maestras.
A mis amigas, gracias por ser mis confidentes y por todas las risas y lágrimas compartidas. Juntas hemos construido recuerdos que atesoro con todo mi corazón.
A mis guías y profesionales que han acompañado este camino de transformación. Gracias por regalarme las herramientas para navegar por mis mares internos y descubrir mi verdadero yo, pero sobre todo gracias por escuchar.
A mis angelitos en el cielo, que me acompañan guiándome cada día, gracias por cuidar de mi.
A mi equipo de trabajo, gracias infinitamente por su apoyo, por su excelencia, por creer en mi y por entregar siempre esa milla más. Sin ustedes nada de esto sería posible son APOTEÓSICOS.
Finalmente gracias a mi niña interior, que sigue recordándome la pureza y la alegría de vivir sin juicio. A mi adolescente interior, por su fuerza, su terquedad, su rebeldía y sus ganas de cambiar el mundo que me retan con la convicción de que SI ES POSIBLE. A mi mujer de hoy, por atreverse, por levantarse, por hacerlo a pesar del miedo, por no rendirse, por abrazarme con compasión aceptando cada capítulo con la certeza de quien hoy escribe su propio guión.
Este libro también es de todos ustedes, una prueba viva y testimonio de nuestras experiencias, conexión y crecimiento juntos.
Es mi deseo que este libro no solo sea un reflejo de mi viaje, sino también un faro de esperanza e inspiración para todas aquellas que busquen encontrar su propia voz y camino.
Gracias por ser parte de mi historia.
Con Amor, Maryce.